Los bomberos también lloran
Como venas que conectan a motobombas con el fuego se arrastran las mangueras con agua a presión, que sale desesperada a caerle encima a las llamas, a tragárselas de una vez y acabar con el drama que se ha extendido sobre la zona industrial, sobre toda la ciudad.
A más de un bombero vimos largar una lágrima. Enseguida tragaban en seco y repetían “duro”, “muy fuerte”, “una desgracia”, “el peor incendio de mi vida”.
En el manual de operaciones de un bombero no debe decir –estoy casi seguro– qué hacer cuando un compañero llora e intenta contener la emoción para que la voz no se le raje. Nadie previó nunca ese detalle.
Están allí, desde el primer día. Y no se han ido. Los hemos visto decirle al jefe “voy pa’ dentro de nuevo”, y decirlo apenas salen del fuego y llegan al puesto de mando. ¿De dónde sacan tanta fuerza? ¿En qué parte del cuerpo les nace el coraje? ¿Y qué hace un periodista cuando un bombero llora?
Fuente: Cubadebate