E-books en Cienfuegos
Cada día se hace más impensable un libro sin su versión electrónica. Para muchos ya es mejor un soporte distinto al papel. Incluso cuando esto implique la salida definitiva de ambientes tradicionales relacionados con el libro, como bibliotecas, librerías y archivos.
Ediciones Mecenas, sello cienfueguero perteneciente al Centro Provincial del Libro y la Literatura, se monta al tren universal de los e-books (libros digitales) mediante El deshollinador, de la autoría de Alexis García Somodevilla.
Dicho volumen mereció, además de otros lauros, el Premio de Cuento El Caimán Barbudo, en 1989. Sin embargo, no vio la luz —solo 500 ejemplares mediante—, hasta el año 2000, momento en que las impresoras Riso hicieron su aparición a lo largo de la Isla.
La historia del protagonista es narrada en treinta piezas, donde el inadaptado Daniel —joven que pasa de alumno de idioma ruso a albañil, y de albañil a desocupado— deja entrever un tejido social de hechura lamentable que lo lleva a desestimar lo que hacen aparecer ante sus ojos como un lugar de futuro, utópico, que merece respeto. La suerte de él, como deshollinador puede resumirse en: un brillante graduado en escuela de deshollinadores descubre que no hay chimeneas en la ciudad. Es condenado al manicomio por su empecinamiento en tratar de encontrarlas, pues si existe escuela de deshollinadores existen chimeneas. Y el manicomio es una reunión de deshollinadores encargados de limpiar una chimenea improvisada, que de alguna manera sirve de consuelo.
Instalado el absurdo empiezan a suceder situaciones que terminan poniendo a Daniel en una especie de callejón sin salida. En El deshollinador ocurre la extraña alianza de realismo literario e inteligencia. Y este acoplamiento casi siempre arroja literatura satírica. La inteligencia no puede menos que ponerle comillas a la palabra realidad, tal como exigía Nabokov. Esas comillas subvierten cualquier estampa mediante la sátira, y García Somodevilla logró escribir un libro satírico notable, el cual en su momento debió concitar aun mayores niveles de promoción a escala nacional.
Léase uno de sus textos:
“Los policías frenaron ruidosamente y dieron marcha atrás. Cuando el auto estuvo frente a Daniel se bajaron.
Daniel se levantó preocupado. Es verdad que a esa hora de la noche no se debe estar
acostado en un banco.
—¿Qué estás fumando? —le dijo un policía y le arrancó una ramita que tenía en la boca.
—¿Fumando? No estoy fumando nada.
—¿Qué llevas en la mochila? —dijo el policía mientras le abría la mochila.
—Es aserrín para un punching bag.
El policía botó todo el aserrín de la mochila.
—¿Qué practicas? —le preguntó.
—Nada. Lo hago para desconectar. Le doy con lo que encuentre. Un palo, una piedra,
una cabilla. Con lo que encuentre.
—Para desconectar de qué —dijo el policía.
Daniel hizo un gesto indefinido con las manos. Lo miraban fijamente.
—Para desconectar de cualquier cosa. Ustedes saben cómo es eso. La tensión, el exceso
de trabajo, todo eso… ustedes saben.
Los policías le volvieron la espalda y se metieron en el carro.
Daniel vio con alivio cómo se alejaban a toda prisa”.
Treinta y dos años después de su hora, la influencia de este libro ha sido nula dentro de la narrativa cubana. En cambio, la calidad de sus piezas se mantiene intacta. Los temas que aborda continúan asediándonos.
La Editorial Mecenas espera que con la publicación de e-books se abra para sus autores —y lectores también— una tirada sin límites. Una posibilidad más de compartir ideas, visiones, proyectos, sin que medie un impedimento material como el agotamiento de los ejemplares o el simple desinterés por el alcance de un libro.
Luego del texto precursor, aparecerán otros nuevos libros digitales de la casa editora. El segundo de estos será uno recientemente reseñado en nuestra sección: Pensamientos de Carlos Rafael Rodríguez, compilación elaborada por Salomón Susi Sarfati.
por Julio Martínez Molina
Fuente: 5 de Septiembre